jueves, 19 de agosto de 2010

¿QUÉ HAY DE NUEVO BAJO EL SOL?


¿QUÉ HAY DE NUEVO BAJO EL SOL?

Al igual que cada ex uniformado, he meditado mucho sobre los últimos acontecimientos referidos al indulto presidencial, es por eso que, inquieto, escarbé en las notas el pasado para encontrar “LOS TRES CORREOS”, documentos que, en su oportunidad, hace exactamente cuatro años y siete meses, se les hizo llegar a la mayoría de ustedes: Estos TRES CORREOS siguen tan vigentes como entonces. Vale decir que aún seguimos estáticos, en el mismo punto de partida en que estábamos en enero del año 2006: Nada hemos avanzado; nada ha cambiado; nada nuevo hay bajo el sol. ¡EL LÍDER AÚN NO APARECE!
A continuación van LOS TRES CORREOS, sin cambiarle ni una sola coma, tal cual fueron remitidos el 23, 27 y 31 de enero de 2006.

Correo Nº 1 de 23.Enero.2006.

Camaradas y amigos:

Y AHORA ¿QUÉ?.


¿Qué opinan de las declaraciones del Alcalde UDI Gonzalo Cornejo y del RN Rodrigo Hinzpeter, generalísimo de Sebastián Piñera,  aparecidas en las Últimas Noticias, página 10, del 21.enero.2006?

La verdad, irrefutable, comienza a quedar a descubierto: ¡Seguimos siendo, como siempre hemos sido, nada más que dóciles instrumentos de la Derecha, a la que ya, por el momento, no le somos útiles!

¿Cuál será nuestro próximo paso ahora que hemos comprobado que siempre hemos estado solos?

Los empresarios ovacionan a Lagos. Los políticos de la UDI y RN disfrutan de sus bien remunerados curules en el Parlamento. Y la Izquierda continúa con su sistemática ofensiva revanchista.

¿Nos retiramos a nuestros cuarteles de invierno o nos reorganizamos y nos aprontamos a seguir un camino propio?

En este período, en que la guerra se suspende por vacaciones, es un buen tema para meditarlo con tranquilidad.

“CRÍA CUERVOS Y TE SACARÁN LOS OJOS” y “NO HAY PEOR CIEGO QUE EL QUE NO QUIERE VER, NI PEOR SORDO QUE EL QUE NO QUIERE OÍR” son dos proverbios de todos conocidos que nos deben hacer filosofar. Cada cual sacará sus propias conclusiones.

¿Qué tenemos?: Sólo cuatro años por delante; ninguna política clara y definida que nos una; una familia militar que sentimentalmente nos respalda; un conjunto confuso de ideas dispersas, amorfas y sin consistencia; y ciertos temas sensibles que deberíamos abordar.

¿Qué tenemos de valioso?: Una raíz social virgen, base fundamental de toda organización política, que nos aguarda; una obra heredada del Gobierno Militar que nos enorgullece; y un vacío y un desaliento en el universo ciudadano a la espera de ser llenado y resuelto, cuyas expectativas un Nacionalismo Renovado, Integrador y Verdaderamente Democrático puede satisfacer.

¿Qué nos falta? : .........¡Muchísimo.................................., y mucho más!

¿Esperaremos que pasen los tres primeros años para reiniciar nuestros discursos en el último? ¿O nos abocaremos desde ya a planificar sobre la base de la experiencia ganada en el último tiempo?

Un fraternal y esperanzador abrazo

Víctor Catalán Polanco



Correo Nº 2 de 27.Enero.2006.

Y AHORA ¿QUÉ?:  ¿VIENE EL PARTIDO?

Estimados camaradas de armas y amigos:

Después de las favorables opiniones recibidas a mi último correo (Y AHORA, ¿QUÉ?), pretendo continuar suministrándoles temas para entretenerlos en este estival período veraniego, de modo que cuando regresen con las pilas recargadas podamos, en conjunto, abocarnos con todas nuestras energías a la tarea que se nos viene por delante en el nuevo escenario que se nos presenta, sin que esto signifique desconocer la enorme tarea realizada por las organizaciones existentes, con carácter político, de ex uniformados, que bien pueden constituir, con la anuencia de sus dirigentes, en una sólida base de acción futura.

Hoy en día se hace necesario un nuevo Partido Político donde podamos cobijarnos y que, a un mismo tiempo, canalice las propuestas e ideas dispersas para satisfacer las múltiples necesidades ciudadanas y para resguardar los derechos conculcados que los partidos tradicionales, transformados en grupos de poder, no recogen, no encauzan, ni defienden, preocupados solamente de alcanzar el poder por la vía demagógica de una democracia electoralista para satisfacer sus ambiciones y sus propios intereses.

En Chile nada está garantizado: ni la salud, ni la educación, ni la seguridad, ni el trabajo, ni la previsión, ni la libertad de expresión, ni la administración ecuánime de justicia, ni la independencia de los poderes del Estado, ni, menos aún, la participación ciudadana, que es el anhelo de la gran mayoría de nuestros compatriotas.

En Chile no hay plena democracia. Ella tiende a confundirse con la simple convocatoria que periódicamente se hace a la ciudadanía para ejercer el derecho a sufragio bajo apremios represivos, cuyo principal objetivo político es legitimar a los candidatos electos a cargos públicos designados por las cúpulas oligárquicas de los grupos de poder.

El nuevo partido, llamado a organizarse para llenar ese amplio espacio vacío en el mapa político chileno, debe responder universalmente a la comunión de ideas por sobre estratos sociales y por sobre agrupaciones afines por intereses, creencias religiosas o profesiones, para satisfacer las necesidades y justas demandas que la sociedad reclama.

Equivocado sería hablar de partido de los trabajadores, de los médicos, de los militares, de los comerciantes, de los empresarios, de los cristianos, de los agnósticos, de la clase media y, en general, de grupos selectos. Sería discriminatorio y la negación misma de los derechos universales del hombre.

Tenemos cuatro años para abocarnos, guiados por el sentido común, a un proyecto revolucionario que llene ese espacio y modernice el esquema político tradicional, con la participación social plena, elástica y sin limitaciones, y un campo de acción equivalente al 90 % de una ciudadanía que no se encuentra identificada ni satisfecha con el sistema ni con los partidos políticos tradicionales.

¿Qué nos detiene?

¡Nada! Salvo, quizás, el impulso inicial para el despegue.

Como estamos en un período de reflexión y reposo por el “cese de hostilidades” debido al período veraniego, y mientras surge el JEFE CONDUCTOR QUE NOS CONVOQUE, les transcribo a continuación el borrador de mis cavilaciones proyectadas hacia la constitución de un partido que contemple los principios que debieran guiar nuestra acción política.

Les repito: ¡Ésta es, nada más, que una simple reflexión!

Mirado con criterio civilista, estimo que el nombre del partido es de vital importancia, pues debe englobar en una frase, por razones proselitistas, nuestros fundamentos y objetivos, sin limitarnos ni excedernos, pero en el que deben estar presentes ciertos términos de significativo contenido, como el término DEMOCRACIA y el término NACIÓN. Democracia, porque debemos dejar claramente definido que somos demócratas, pero que percibimos la tal democracia como la PARTICIPACIÓN DIRECTA Y UNIVERSAL Y LA PRÁCTICA VOLUNTARIA DE NUESTROS DERECHOS, y Nación, para precisar que somos NACIONALISTAS, pero en un sentido moderno, no aquél particular e histórico que exacerba con frenesí la identidad y se atribuye un carácter esencial y excluyente, sino ese otro nacionalismo que lo propugna como un principio espiritual que aspira para su existencia y actuación una justificación ética como garante e impulsor de la libertad, la dignidad y el progreso material y cultural de los individuos, que respeta el pluralismo, las minorías y las decisiones que adopta la mayoría, y que recurre a la racionalidad y al justo equilibrio en defensa de los derechos fundamentales del hombre, al que considera un fin y no un medio, sin renunciar a los factores históricos, territoriales, étnicos, lingüísticos, folclóricos y culturales como elementos de integración y cohesión de un pueblo. Un Nacionalismo contrario a los estereotipos colectivos en que los individuos, prisioneros de identidades totalitarias forjadas para ser manejados con facilidad, se reconocen perdiendo su libertad y haciéndose vulnerables a la manipulación de demagogos desaprensivos.

Los pueblos y naciones no tienen derechos, deseos ni objetivos. Los derechos, deberes y objetivos los tienen los individuos: He ahí la diferencia.

Cuando el Presidente dice, con grandilocuencia: “...................ese es el país que Chile no quiere”, está colectivizando, imponiéndonos un deber, un deseo o una conducta.

Organizar un Partido Político no es tarea fácil, y de ello debemos convencernos y estar dispuestos a afrontar la tarea con dedicación, participación, paciencia y persistencia: ¡Nada se logrará de un día para otro!

Solamente la definición de los principios en los que el partido se sustente, una vez que hayamos determinado con claridad y precisión lo que queremos, requerirán la participación de filósofos, sociólogos, juristas, periodistas y cientistas políticos entre otros intelectuales y profesionales, aparte de nosotros, y de un prolongado tiempo de discusiones, que bien puede extenderse por varios meses, o un año, a lo menos, hasta que logren recoger y fundir, en el contexto de una declaración, todas nuestras aspiraciones.

¿Qué queremos?
¿Qué proponemos?
¿Para qué?

El resto de las preguntas ya ustedes las conocen.

El punto de partida será el momento en que aparezca el JEFE (O EL LÍDER) QUE NOS CONVOQUE.

¡Esperaremos!

Un abrazo fraternal


Víctor Catalán Polanco

Correo N° 3 de 31.Enero.2006

¿QUÉ QUEREMOS

Estimados camaradas de armas y amigos:

¿Porqué se dice que los militares somos “cuadrados”? Pues, porque se piensa que vivimos enclaustrados y que no pensamos más allá del universo que se encierra en el perímetro de los cuarteles.

¿Es cierta tal apreciación? No me atrevería a asegurarlo, pero para demostrar lo contrario deberíamos abrirnos a la sociedad, escudriñar en sus problemas, en sus aspiraciones, en sus inquietudes y hacer a ella parte de las nuestras.

¿Qué inquieta a la civilidad? Lo mismo que a nosotros: Un inicuo sistema electoral que requiere reformas profundas; una creciente delincuencia; la injusta distribución del ingreso; una cultura decadente; una justicia comprometida; la desigualdad ante la ley; la corrupción pública y la falta de transparencia; los privilegios políticos y económicos; la falta de credibilidad en las instituciones públicas; la cesantía; la mendicidad; la libertad de expresión condicionada a los intereses de grupos; el monopolio político de los partidos; la falta de canales de participación ciudadana; una democracia electoralista y oligárquica; el entorno limítrofe; los problemas en educación, salud y previsión; en resumen, los derechos conculcados y los valores trastrocados.

No basta denunciar. Es necesario un debate entre nosotros para hacer nuestras propuestas, e imprescindible salir a la luz pública y fijar nuestra posición.

No podemos continuar recluidos en el área de nuestro círculo circunscribiendo nuestra actuación al intercambio de correos con denuncias, actuaciones impropias y acusaciones que no trascienden. Tenemos que asumir la obligación ética y moral de aportar nuestras opiniones para contribuir en la construcción del futuro. Tenemos que criticar y, entre nosotros, disentir y criticarnos abiertamente para apreciar desde las más variadas perspectivas posibles todas las aristas de los problemas. Debemos abordar los temas sensibles sobre los que hemos guardado silencio o hemos soslayado por prudencia, para asumir una defensa o una postura con un criterio común y sólidos argumentos, y con un espíritu de cuerpo que frene la ofensiva revanchista del extremismo izquierdista.

El que viene a continuación es un ejemplo que, con seguridad, dividirá nuestras opiniones, cada cual con sólidos argumentos. Es una muestra para probar que, en más de alguna oportunidad, estaremos divididos sin que ello implique descalificarnos por pensar distinto.

Cuando tengamos que pronunciarnos, por más difícil que sea la resolución que debamos adoptar, siempre tendremos la posibilidad de elegir. He aquí dos ejemplos: ¿Con qué opción se queda en cada caso?

"Si tengo que elegir entre traicionar a mi Patria o traicionar a mis amigos, espero tener el coraje de traicionar a mi patria". (E.M. Foster)

“- Papá, si no rindes el Alcázar, seré fusilado – dijo el hijo, prisionero de los republicanos durante la Guerra Civil Española, a su padre, el Coronel José Moscardó.
- Hijo, encomiéndate a Dios y muere por la Patria. Un beso y un abrazo – respondió el Coronel a cargo de la defensa del Alcázar de Toledo: El hijo fue fusilado y el Alcázar no se rindió”.


Un fraternal abrazo
  
Víctor Catalán Polanco


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