¡Cuán terribles suelen ser para el soldado las responsabilidades de su oficio y cuántas veces en presencia de las grandes resoluciones siente su conciencia afligida por la vacilación y por la duda, por el formidable conflicto que provocan a menudo entre sí las órdenes superiores, en lucha abierta con los mandatos imperiosos del deber militar y los más nobles impulsos del corazón humano!
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