jueves, 22 de abril de 2010

DIEZ GRADOS AL SUR

DIEZ GRADOS AL SUR.

En medio de la noche tormentosa la proa del buque hendía las olas que se alzaban gigantescas barriendo con sus aguas la cubierta. En el puente de mando el Capitán entrecerraba los ojos tratando inútilmente de escudriñar en la oscuridad, sin lograr ver nada más que una luz que, a cierta distancia, aparecía y desaparecía con intermitencia.

- ¡Es un buque que avanza hacia nosotros! – exclamó, inquietando a los oficiales y marineros que le rodeaban.

- ¡Ordene a esa nave por medio del semáforo que cambie su rumbo diez grados al sur! – dispuso, dirigiéndose al subteniente a cargo de las comunicaciones.

- ¡Sí, señor! – respondió el oficial, procediendo de inmediato a cumplir la orden.

- ¡Cambie usted el rumbo diez grados al norte! – fue la respuesta que no tardó en llegar.

- ¡Insista, Teniente! – ordenó el Capitán -.¡Y hágale saber que habla el Comandante!

- ¡Soy Marinero Primero! ¡Vire usted diez grados al norte! – fue la respuesta que el teniente recibió, tras un momento de vacilación.

A esta altura, y viendo que la distancia se acortaba, el Capitán, indignado, arrebató el semáforo al teniente y trasmitió en forma terminante.

- ¡Este es un buque de guerra, Marinero, y habla el Comandante! ¡Cambie de inmediato el rumbo diez grados al sur! ¡Es una orden!

- ¡Este es un faro, señor! ¡Cambie usted su rumbo diez grados al norte! – fue la respuesta que dio por finalizado el intercambio de mensajes y que dibujó una sonrisa en los rostros de los oficiales y tripulantes que estaban en el puente de mando.

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